Eterno vuelo, soy como un ave, y vuelo hacia Dios. El es mi meta, hacia El voy.
Gracias a quien leyo estas pobres letras, las letras de una pequeña mujer que siempre tuvo corazón de escritora, con el alma felíz y los ojos llenos de lagrimas. Tras un sueño enorme, lleno de amor y entrega, a ser una Misionera d ela Caridad, y seguir fielmente el ejemplo de Madre Teresa de Calcuta.
Siempre siempre sonriendo, Alecita...
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