27 de noviembre de 2010

90 y 20

Mientras siento el olor que tengo en las manos pienso en mi día de hoy. Por que hablo del olor de mis manos? Porque he recibido un regalo, uno de los mas agradables que le pueden hacer a una mujer. Si bien hace mucho he querido desprenderme de todo lo que me lleve a ser mas vanidosa, hoy después de una tarde esplendida con mi abuelita Guille, he recibido de ella una crema, que tiene un aroma dulce, y mas que dulce por si mismo, creo que lo es por ser de parte de ella.
Quizás en alguna ocasión he hablado de ella. Que decir de esta mujer de 90 años? Uf!!! Muchisimo, creo yo. El problema es por donde comenzar. Comenzare por relatar la tarde que tuvimos juntas.
Todo partió con su deseo de ir al cementerio, a ver su hijo Jose, que falleció cerca ya de 4 meses. Mi mamá aun no puede ir al cementerio, dice le duele mucho la partida de su hermano, y nadie hoy podía llevarla, así que haciéndome la amable le dije: "Abuelita, yo la llevo". Así que hoy a las 3 de la tarde estuve en su casa lista para salir. Ella después de entregarme una mantita y cojín, se subió al auto y nos dirigimos a nuestra primera parada, la florería. Allí con todo su amor (reflejado en sus palabras) pidió dos arreglos florales para llevar. Me sorprendió su delicadeza y tiempo para elegir las flores y el tamaño, pensando en todo, donde los podía poner para que el viento no los botara y según los gustos de sus hijos y esposo. Son dos arreglos porque uno es para mi hijo Jose que murió hace poco, y que esta solo y el otro es para mi esposo Tomas y mi otro hijo que están en otro espacio, le explicaba a la vendedora. Cuando ya estuvieron listos los arreglos, pidió dos tarjetitas para escribirlas. Así me pidió que las escribiera, en la de su hijo Jose puse : "Para mi querido hijo Jose de tu mami que te quiere Guille" y en la otra "Con cariño para Tomas y Gonzalo de Guillermina" Mientras me dictaba sus ojos se ponían brillosos al igual que los de la vendedora y míos. Terminada la compra nos fuimos al auto nuevamente y antes de partir me dice que vaya a comprar unos cigarritos, porque de vez en cuando le gustaba fumar un poco así que que fuera no mas a comprar. Debo decir que me causo mucha gracia, porque que mi abuelita de 90 años me pida comprar cigarros! O s e a!!!
Nos fuimos ya al cementerio del Parque del Sendero que esta ubicado camino a Penco, por motivos de estacionamiento fuimos primero donde mi tío Jose, allí después de buscar un poco encontramos su lapida, y allí con su frazada y almohadón tomo asiento mi abuelita y siguió hablando de lo que me hablo todo el camino, "de su dolor". Sus palabras no exageradas ni en tono de voz fuerte como cuando esta enojada, sino mas bien en un tono decaído, reflejaban su dolor, todo el tiempo hablando de su pobre hijito, de su experiencia de Madre con respecto al dolor de la perdida, realmente pude haberme aburrido, pero escucharla me hacia reflexionar del amor de una madre. Que fuerte todo lo que le ha tocado vivir no una vez sino que varias. Entre palabras y palabras sacamos el primer cigarrillo, y nuevamente me causaba gracia, aunque mas que gracia, ternura, el verla sobre un chal, estirada cuan larga es, con su sombrero, gafas y ahora cigarrillo en mano, hablándome de todo lo que piensa acerca de la muerte de mi tío. Después de una media hora de haber estado ahí, rezamos un Padre nuestro, Ave Maria y gloria, y de vuelta al auto para ir donde esta la lapida de mi tata con mi otro tío. Allá se dio el mismo ritual. Nos bajamos del auto y con muuuuucho esfuerzo subimos el alto que había para seguir caminando por el pasto hasta donde mi tata y tío. Allí tomamos asiento, los saludamos y siguió hablándome ahora de la historia de cuando murió mi tío (Cáncer) paso el tiempo y ya había pasado en total desde que salimos de casa mas de dos horas así que después de orar nuevamente emprendimos viaje de vuelta. Llegamos a casa y mi corazón estaba calmado, con paz. Sentí que le dí un momento de felicidad a mi abuelita, ella quería tanto ir al cementerio y ella se sentía mucho mejor por haber podido ir y estar con sus muchachos como ella los llama.
Ahora va la segunda parte de esta historia, la parte mas humana quizás, donde hallo la parte mas humana, dulce, tierna, graciosa y donde la vi como una mujer, que si bien tiene 90 años, parecía a ratos de 20. Tomamos tecito, y si bien es cuando mas anciana la vi, fue una grata once. Ella remojando el pancito al igual que aquellas abuelitas que visito en un hogar de ancianos, tomo su once y comenzó a prepararse para ir a misa. Ahí con la emoción de una quinceañera me cuenta que se compro una falda taaan bonita! Que se la iba a poner y que ahí se la iba a ver. Se puso su falda, muy linda por cierto, y con un aire bien juvenil. Luego se puso una polera que combinaba de perfecta manera con la falda. Luego la acompañe a la pieza (yo estaba en la cocina y llegaba ahí a modelarme) se cambio las medias, los zapatos y comenzó a buscar un pañuelo. Decidimos que se pondría uno morado con negro para que le tapara un poco el cuello. En seguida empezó a buscar sus polvos para la cara, el rouge, la crema para el pelo y la colonia. Entre tanto yo le buscaba la cartera crema, porque no podía ser ni azul ni negra, sino no le combinaría con los zapatos. Cuando ya estaba lista nos fuimos, y antes de cerrar la puerta me dice "Este pañuelo es muy oscuro porque no me vas a buscar el otro que era mas clarito" Subí corriendo la escalera, muerta de la risa, tome el pañuelo rosado y baje para ponérselo y ya como una top model se subió al auto para que la dejara finalmente en la iglesia.
Fue una tarde en la que yo pensaba hacer un montón de cosas, y finalmente estuve solo con ella, juntas reímos, lloramos y hasta cantamos. Hago referencia al canto, ya que mientras cargábamos bencina, sonaba en el auto una canción de la banda británica "The Beatles", y ambas con 70 años de diferencias tarareabamos la canción como las mejores amigas lo hacen. Estoy feliz del día que tuve, felíz porque se que algún día esta mujer maravillosa no estará, y espero no exista en ningún momento la recriminación de porque no hice esto o lo otro. He vivido con ella desde que nací hasta los 9 años. Después de los 11 a los 13 fuimos vecinas. Y hoy por hoy paso mas de una tarde con ella a la semana. Al menos a verla si no tengo mucho tiempo, y a pesar de sus mañas o carácter algo militar, encuentro en ella la dulzura que uno encuentra en un niño, la inocencia de una pequeña de 6 años, la sensibilidad que puede tener una mujer que ha sido madre de 7 hijos, y que ya ha perdido 3. La amo con todo mi corazón y aunque no siempre le digo lo mucho que la quiero trato de ser lo mas atenta que se puede ser y delicada, porque se merece el cielo y mucho mas. Por hoy solo eso diré de ella, quizás en otra ocasión podre decir algo mas de esta mujer, que con esfuerzo ha superado taantos dolores en su vida, pero que no por eso es menos alegre, de esta mujer que con 90 años aun vive como una jovencita de 20, con deseos de verse bien, de combinar bien la ropa y tener su pelo bien teñido y andar perfumada, de esta mujer que no ha dejado nunca a Cristo de lado y que si puede aun con todas sus limitaciones para caminar va mas de una vez a la semana a misa, de esta mujer que lo ha dado todo por su familia, y que siempre que uno vaya a su casa tendrá un plato de comida, un tecito o un trago por ahí para ofrecer. Con el corazón lleno de orgullo, pero del bueno, ya que es orgullo por esta mas que mujer, Dama, llamada Guillermina Correa Lara.

Dejo la canción que compartimos, a ratos con letra, a ratos tarareando.
Hey Jude - The Beatles.

Esta canción según se cuenta la escribió Jhon Lennon para su hijo Julian, ya que cuando se separo de su primera mujer para casarse con Yoko Ono, su hijo estaba muy triste y he ahi el sentido de la canción. Casualmente hoy la escuchaba con mi abuelita, que con el dolor de la perdida de su hijo tarareaba esta canción sin saber el significado del origen de ella.

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