22 de abril de 2010

A un naranjo y un limonero. Antonio Machado.



Naranjo en maceta,
¡qué triste es tu suerte!
Medrosas tiritan tus hojas menguadas.
Naranjo en la corte,
qué pena da verte con tus naranjitas secas y arrugadas!.

Pobre limonero de fruto amarillo
cual pomo pulido de pálida cera,
¡qué pena mirarte, mísero arbolillo
criado en mezquino tonel de madera!

De los claros bosques de la Andalucía,
¿quién os trajo a esta castellana tierra
que barren los vientos de la adusta sierra,
hijos de los campos de la tierra mía?

¡Gloria de los huertos, árbol limonero,
que enciendes los frutos de pálido oro,
y alumbras del negro cipresal
austero las quietas plegarias erguidas en coro;
y fresco naranjo del patio querido,
del campo risueño y el huerto soñado,
siempre en mi recuerdo maduro o florido
de frondas y aromas y frutos cargado!

Así como un naranjo en un macetero, así como un limonero fuera de su lugar, así estoy, me han sacado de mi jardín, y ya no soy la misma flor. Creo que no di bellas flores, y me han sacado y quise dejar el jardín, hoy quiero volver, mas que nunca, hace meses con rectas intenciones, hoy porque quiero dejar este macetero, tan pequeño y olvidado, donde me seco cada día mas. Que fototropismo? Que hidrotropismo?, si no busco ni la luz, ni el agua, es como si quisiera morir. Jardinero, dueño del patio, macetas y demases ven y cuidame, ven y hablame, ven y ámame. Hazlo todo con gran esmero y notoriedad, que estoy ciega, sorda e inerte, y no veo nada, no oigo nada, no siento nada. Ven que estoy esperándote hace ya tiempo.

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